Con una ubicación privilegiada en el centro del país, la región de Fátima se encuentra inmersa en un vasto patrimonio religioso, histórico, cultural y natural.
Fátima es un lugar imprescindible en Portugal, tanto para portugueses como para extranjeros, creyentes y no creyentes.
Al albergar uno de los principales santuarios marianos, el Santuario de Fátima, la ciudad atrae anualmente a cerca de 6 millones de visitantes, convirtiéndola en uno de los mayores centros de peregrinación católica del mundo.
Fátima es un fenómeno religioso y turístico que trasciende las temporadas vacacionales, aunque es entre mayo y octubre cuando recibe el mayor número de visitantes. Las principales celebraciones de las apariciones de Fátima son el 13 de mayo, con la impresionante Procesión de las Velas por la noche, y el 13 de octubre, con el tradicional "desfile de despedida" a Nuestra Señora en la Capelinha de las Apariciones.
Fátima se encuentra a aproximadamente una hora de Lisboa y está cerca de lugares asociados al mar y la playa, como Nazaré, así como de centros históricos con importantes monumentos, como las villas de Batalha y Óbidos, o las ciudades de Tomar, Leiria y Alcobaça.
Detrás del nombre de la ciudad de Ourém se esconde, según la leyenda, una historia de amor entre una princesa mora que, para poder unirse a su amado cristiano, cambió el nombre de Fátima a Oureana y aceptó ser bautizada.
Las tierras de Abdegas le fueron ofrecidas como regalo de bodas y, a partir de entonces, pasaron a conocerse como “tierra Oureana” – actualmente Ourém.
La carga romántica de esta historia aún se percibe al recorrer las estrechas calles de la antigua Villa Medieval, situada en una colina y rodeada por una muralla atravesada por dos puertas de arco redondo: la de Santarém, al norte, y la de la Villa, al sur.
Además del Castillo y del antiguo burgo, la parte nueva de la ciudad alberga varios espacios que merecen una visita, como el Museo Municipal de Ourém – Casa del Administrador, o el Parque de la Ciudad António Teixeira, un lugar excelente para pasear o disfrutar de un picnic en familia.
La localidad de Batalha se desarrolló en torno al Monasterio de Santa María de la Victoria, cuya construcción comenzó en 1386 y fue erigido en cumplimiento de un voto de D. João I, rey de Portugal, quien prometió a Nuestra Señora su construcción si Portugal derrotaba a Castilla en la Batalla de Aljubarrota, el 14 de agosto de 1385.
El Monasterio de Batalha es un magnífico ejemplo del gótico arquitectónico, en el que se mezclan diversas influencias debido a su extenso período de construcción, que se prolongó a lo largo de varios reinados. En el interior destacan la Capilla del Fundador con sus magníficos vitrales, los claustros, las Capillas Imperfectas o inacabadas, profusamente decoradas con elementos en estilo manuelino y gótico flamígero, y la Sala del Capítulo.
En los alrededores del Monasterio merece especial mención la Iglesia Matriz, con un bellísimo portal manuelino.
Además de la deliciosa manzana de Alcobaça, esta ciudad debe su fama al Monasterio o Real Abadía de Santa María, fundado por la orden del Císter. Considerado uno de los más bellos del mundo, ha sido reconstruido en varias ocasiones y en diferentes estilos, desde el gótico hasta el manuelino. Hablar del Monasterio de Alcobaça es hablar también de la mayor historia de amor de la Historia de Portugal: la trágica pasión de D. Pedro y D. Inés de Castro, inmortalizada en este lugar.
Por otro lado, influenciada por los monasterios y conventos de la orden del Císter presentes en la región, la repostería tradicional convierte a Alcobaça en la capital de la gula. El dulce más conocido es el Pão de Ló de Alfeizerão, pero las cornucopias, las coronas de abadesa o los queijinhos do céu son otras de las delicias a las que no podrá resistirse, especialmente durante la Muestra Internacional de Dulces y Licores Conventuales, que se celebra anualmente en noviembre en el interior del Monasterio.
Una visita a Leiria ofrece varios puntos que no puede perderse, siendo uno de ellos, sin duda, su imponente castillo. Bañada por el río Lis, es una ciudad llena de vida. Piérdase por las calles del centro histórico, donde el comercio tradicional está en pleno auge y es muy recomendable. En la Plaza Rodrigues Lobo, una de las más emblemáticas y concurridas, disfrute de los cafés y restaurantes.
Aproveche para pasear junto al río, visitar el Centro Cultural en el Mercado de Sant’Ana o relajarse en uno de los numerosos jardines de la ciudad. Entre ríos, playas, pinares, lagunas, salinas, arquitectura religiosa y civil, museos, termas, tradiciones populares o gastronomía, no faltan atracciones para descubrir en Leiria.
Famosa por sus olas gigantes, la villa turística de Nazaré ofrece un escenario idílico para disfrutar de momentos inolvidables.
No deje de pasear por las calles de Nazaré o por el agradable malecón junto a la playa, donde seguramente se cruzará con pescadores vestidos con camisas de cuadros y pantalones negros, o con sus mujeres ataviadas con siete enaguas.
En la parte alta de la villa se encuentra el Sítio, al que se puede acceder mediante el conocido ascensor que realiza un agradable recorrido de unos 110 metros. El Sítio es un lugar de referencia para los peregrinos que se dirigen al Santuario de Nuestra Señora de Nazaré situado allí.
Sus características tradicionales, como las casas blancas o los enormes acantilados sobre el mar, convierten a esta villa en un destino turístico muy buscado por miles de visitantes.